El encuentro de Gabriel García Márquez con la música en un documental húngaro

A Gabo múzeum Aracatacában

PUBLICADO EN FIDELIO.HU 

Katalin L. Horváth – 2020.12.14. 15:45

Traducción: Maria Julia Honfi

La Gran Parranda – Historias sobre Gabriel García Márquez de Eszter Vörös ganó el primer premio en una de las categorías del 65º Festival Nacional de Cine Independiente de Hungría de este año. La impactante y poética obra rodada a la manera de García Márquez, y definida por el jurado como el encuentro de la música, la literatura y los diarios de viajes, es el fruto de seis años de trabajo. Hablamos con la creadora del documental, también conocida como periodista, camarógrafa y música, sobre cómo gestó la película hasta “convertirla en su propia hija” y su anhelo de abrirse camino hacia la audiencia a través de ella.

Gabriel García Márquez fue uno de los escritores más queridos, no sólo en Colombia sino en el mundo entero. Su persona, así como su obra, todavía hoy recibe una atención especial. Casi todos los que viven en el Caribe tienen una historia para contar sobre él o algo que vivieron con él. ¿Cómo empezó “La Gran Parranda”, tu historia personal sobre Márquez?

García Márquez –Gabo, como se lo conoce en Latinoamérica- fundó una “escuela sin muros” en 1995, la Fundación para el Nuevo Periodismo Latinoamericano (hoy Fundación Gabo). En 2013 esta fudación anunció un concurso internacional de becas de periodismo cultural. Cuando vi la convocatoria en las redes sociales, sentí que la beca estaba hecha para mí. La otorgaban para estudiar dos temas: el Festival de Música Clásica de Cartagena, y el Carnaval de Barranquilla, el segundo más importante de Sudamérica después del Carnaval de Río de Janeiro, un fenómeno asombroso y con un rol social muy importante para los lugareños. La convocatoria era para pasar una semana en Cartagena y en Barranquilla participando en capacitaciones y programas culturales, para luego escribir un artículo sobre los temas citados. En ese entonces yo ya era periodista y justo había dejado de trabajar en el Periódico Népszabadság, sin embargo todavía no me sentía realizada como bandoneonista, aunque llevaba mucho tiempo tocando tango en el bandoneón, también bailando salsa, viajando por Sudamérica, sabía español y me inspiraba ese mundo, así que todo esto me llevó a intentarlo. Y lo conseguí. Era la única húngara del grupo, y fui parte de ese milagro.

 Feria Internacional del Libro, Bogotá, en 2014., después de la muerte de García Márquez.

Al principio de la película, dices que este viaje causó un efecto tal sobre ti, que sentiste que tenías que volver con una cámara. ¿Por qué?

Además de los dos temas mencionados anteriormente, la beca trataba especialmente sobre la vida y obra de Gabo. La beca la otorgó su Fundación, los organizadores eran amigos suyos o sus fans, y los programas estaban organizados en las ciudades que fueron el escenario de la vida de Gabo. Nos presentaron a personas cercanas a él, como por ejemplo a uno de sus hermanos, así como a conocedores y admiradores de sus obras. Casi todas las noches nos llevaban a un lugar de baile, donde bailábamos salsa tanto con el director de la Fundación, como con el resto de los becarios latinoamericanos. Fueron dos semanas muy intensas, después de las cuales viajé un poco sola por la región. Pero el tiempo que pasé allí, fue suficiente para que regresara a casa con una impresión muy contundente. Desde el principio los lugares causaron un efecto tan fuerte sobre mí, que muchas veces hasta me parecía ver a los personajes de las novelas de García Márquez pasear por sus calles. Por un lado, esta experiencia me llamaba a volver y, por otro lado sentía que algo me faltaba y que sólo teníamos un conocimiento superficial sobre cómo es la vida de allí.

Nos tenían en una burbuja: vivíamos en hoteles de lujo, nos llevaban en autobús a los programas, por lo que no circulábamos sólos en los lugares menos seguros.Con excepción de la deslumbrante zona amurallada de Cartagena, habitada casi exclusivamente por turistas, donde sí nos dejaban deambular libremente. Pero esto fue perfecto para mi primera visita al país y me hizo sentir segura  de estar allí y de estar lista para regresar. Sentí un impulso muy fuerte de mostrar este mundo por mis propios medios, a aquellos que no pueden llegar a él.

Regresaste a Colombia un año después. Para entonces, ¿ya tenías un guión?

En realidad me atreví a lanzarme a mi segundo viaje porque pensé que llegaría fácilmente a cualquiera con quien valiera la pena hablar. Por supuesto no ocurrió así. Ya no tenía dinero y se me acabaron todas mis reservas, por elegir trabajar de manera freelance. Además necesitaba ayuda familiar para ganarme la vida. Intenté conseguir patrocinadores para mi viaje, pero no conseguí ninguno. ¿Por qué habrían de apadrinar a una mujer obsesionada por ir a Colombia a filmar una película sobre García Márquez?

Pero cualquiera que haya tenido una motivación tan fuerte sabe que en ese momento nada importa, vas detrás de tus propias convicciones y ya saldrá algo.

Y sucedió un milagro. Tenía una reserva para la época del carnaval de Barranquilla y llegó el día en el que tuve que decidir si comprar el billete de avión o no. Pensé en darme otra oportunidad, preguntarle a dos o tres personas, y si el apoyo no venía, cancelaría la reserva. Hablé con una persona que me sugirió que buscara el consejo de B. Bea, que está familiarizada con el mundo de los medios. (No digo su nombre completo porque quiere permanecer en el anonimato). Cuando estaba en National Geographic, trabajé con ella en un proyecto, nos conocíamos poco, pero empatizamos mucho. No la había visto en años. La llamé para ver si tenía idea de a quién acudir. Empecé a contarle de qué se trataba y antes que terminara, me preguntó: “Eszter, ¿cuánto dinero necesitas?” No era poco dinero, pero me dijo que enviara mi número de cuenta bancaria, y que transferiría el dinero.

 

 La pared de la Casa Museo Gabriel García Márquez en Aracataca

 

Como en los cuentos de hadas.

¡Absolutamente! Y  hasta lloré de la emoción. No entendía por qué estaba siendo tan generosa conmigo. Me contó que ella también recibió alguna vez una ayuda inesperada en un momento clave de su vida, lo que la animó a ayudar a otros también. No hizo preguntas, dijo que confiaba en mí, y seguramente utilizaría valiosamente ese dinero. Y agregó diciendo que la llamé en el momento justo, porque acababa de recibir inesperadamente esa cantidad de la aseguradora el día anterior, que lo aceptara, y que con esto le estaba dando una alegría a ella también. Y si alguna vez podía devolvérselo a otro, que lo hiciera, si no, tampoco importaba. Al día siguiente tenía medio millón de florines en mi cuenta. Fue un gran impulso que Bea creyera en mí. A partir de entonces me quedó claro que sea como fuere, tenía que hacer el documental. Con pequeñas ayudas clave de familiares y amigos, recaudé el dinero suficiente para poder viajar. Conocidos colombianos se ofrecieron para que viviera en sus casas, y recibí la respuesta de la Oficina de Turismo colombiana el día anterior a mi viaje, diciendo que me alojarían gratis durante la última semana de mi estadía.

La fecha de salida de mi viaje era para principios de mayo de 2014 y Gabo murió el 17 de abril. Hacia años que no estaba lúcido, sufría de demencia senil y además vivía en México, por lo tanto no habría tenido la oportunidad de conocerlo, pero igualmente me conmocionó que ya no está con nosotros. También temía que todos los lugares estuvieran invadidos de periodistas de canales de televisión y yo trabajaría sola. Pero por suerte no fue así, y probablemente muchas puertas se me abrieron justamente porque viajaba sola.

Organizar algo con tanta anticipación con caribeños es casi imposible, pero una vez que estás allí, te ayudan en todo lo que pueden. Justo al principio, en la Feria del Libro de Bogotá, me encontré con dos conocidos del año anterior que de inmediato me proporcionaron una lista de a quién llamar, y a partir de ahí todo fue más fácil, a los que entrevisté llamaron a su vez a sus amigos y se les iba ocurriendo de a quién podría llamar. El “guión” se iba armando de acuerdo a quién tenía tiempo para que lo entrevistara o a quien entendía sin dificultad por teléfono.

¿Para qué te alcanzó el viaje de 2014?

Tenía dinero suficiente para tres semanas, cada día me encontraba con alguien, viajaba de una ciudad a otra. Filmé un material muy interesante y bastante diverso. Para Gabo fue determinante haber vivido el Caribe colombiano, es aquí donde nació y pasó parte de su vida. Tiempo después se mudó a México, claro que regresaba a menudo, pero durante su estadía en México siempre escribió sobre Colombia. El lugar donde nacemos determina nuestras vidas, pero de alguna manera sentía que debía haber algo más que eso. Buscaba el sentir caribeño, ese atractivo tan especial de las ciudades que tanto lo atraparon.Quería hablar con aquellos que lo conocieron y luego contarles cómo los veía yo y mostrar la vida de los colombianos.

Es fantástico ver ahora, a quienes logré llegar. Uno de los protagonistas fue el hermano menor de Gabo, Jaime, una persona muy agradable y habladora. Habla de su hermano todo el tiempo, se acostumbró a que todos preguntaran por él. Fue difícil captar su propia personalidad detrás de esto, aunque también me interesaba este aspecto. Otro de los protagonistas principales es el músico Roy Rodríguez, ganador del premio Grammy Latino. Fui de pura casualidad a una fiesta de vallenato donde charlé con varios jóvenes que me decían a qué maestro buscar si me interesaba este estilo de música.  Roy me contó que unos días antes de que yo llegara, escribió un vallenato sobre Gabo para una conmemoración de la ciudad, en la que relata el encuentro que tuvieron hace décadas. Tomó una hoja en sus manos y cantó por primera vez ante una cámara esa hermosa canción sólo para mí. Nadie la había oído antes. ¡Fue un momento increíble! Conocí además a las hermanas y amigos de Gabo, y al maravilloso Joaquín Armenta, amigo de la infancia de García Márquez.

        
1. Con Jaime García Márquez, debajo de la foto de Gabo bailando con su esposa en una parranda.
2. Joaquin Armenta, amigo de infancia de Gabo.

 

Después de tres semanas, llegaste a casa con muchísimas experiencias y grabaciones. ¿Por qué dejaste reposar el material durante tantos años?

En 2014 comenzó mi carrera musical, formé mi propio trío, y fui invitada a tocar con prestigiosos músicos clásicos. Esto fue en lo que me concentré. Y en ganar dinero. Mientras tanto, también procesaba el material fílmico, pero sentía que algo importante estaba faltando, que como mucho tenía material como para un programa de televisión, y yo quería algo mejor que eso. No sabía qué sería lo que uniría todo ese material. Pero en 2017, llegó a mis manos una cita de García Márquez: “Creo que más que cualquier otro libro, lo que me abrió los ojos fue la música, los cantos vallenatos. Me llamaba la atención la forma cómo ellos contaban, cómo se relataba un hecho, una historia…” (“Entrevista a Gabriel García Márquez. El viaje a la semilla”. El Manifiesto, septiembre de 1977.) El vallenato es una forma de canción narrativa muy típica de esa región. El cantante es acompañado por tres instrumentos: el acordeón, el tambor y la guacharaca de percusión. Es increíblemente interesante cómo un universo entero se condensa en una canción de tres minutos. Y entonces me di cuenta de que la música es lo que nos conecta y puede conectarme a mí con todo este material, hacerlo más personal y auténtico. También tengo pasión por el baile y la música. Gabo cantaba maravillosamente y le encantaba bailar. Decidí avanzar en esa línea, y averiguar qué papel jugó la música en su vida, cómo le dio forma a sus obras.

Así que volviste nuevamente.

Sí, y también sucedieron cosas milagrosas durante ese viaje. Por ejemplo, encontré a un profesor de literatura cuya área de investigación es Gabo y el vallenato. Volví a ver a Roy, la historia del vallenato que escribió se desarrolló aún más. Me encontré con un ingeniero acomodado que era amigo de Gabo y anfitrión de las legendarias fiestas de Cartagenas. Él vive justo al lado de la playa en Bocagrande, que se parece un poco a Miami. Donde antes había edificios antiguos, hoy hay rascacielos, pero su caserón es hermoso, tiene al menos ochenta años de antigüedad y ha sobrevivido. Hace veinticinco años que organiza las parrandas más famosas de la ciudad. Son las típicas fiestas de vallenato, con orquestas. Gabo cada vez que podía iba a estas veladas. Por otro lado, para mi película también fue importante llegar a un hombre de las plantaciones de bananas que no esté directamente ligado a García Márquez, pero igualmente su historia se convirtió en la historia más Marquezca de la película.

¿Qué viste en Colombia que no hayas visto en las ocasiones anteriores?

Logré ver cada vez más y desde más puntos de vista. Además de la felicidad inherente a la música, la danza y su espontaneidad, Colombia también tiene un lado oscuro. Aunque el Tratado de Paz de 2016 le puso fin a décadas de conflicto armado, la violencia continúa desde entonces, con cientos de líderes civiles asesinados cada año, por otro lado los indígenas y los habitantes de los campos tampoco pueden escapar a las deportaciones y a la violencia. Para una persona sensible, el efecto de esto es visible en el día a día. La seguridad pública es en gran medida similar o peor que en otras ciudades latinoamericanas, así que cuando filmaba en plena calle, varias veces un policía o algún transeúnte me acompañaba hasta que terminara de filmar, porque decían que lo que hacía era peligroso no sólo por la cámara, sino también por mi integridad física. Así que en muchos lugares solo filmé con una cámarita o un teléfono que cabía en la palma de mi mano porque tenía miedo. Como mujer, eres además especialmente vulnerable.

 

 La vista de Barranquilla

 

¿Es peligroso viajar con una cámara por el valor del dispositivo o por lo que estás documentando?

Por su valor. No estuve en ningún lugar donde la documentación hubiera sido un problema. Aunque en 2019, cuando volví por última vez, hubo quienes dijeron que tuviera mucho cuidado y que dijera que “solo” estaba filmando sobre Gabo, porque en ese momento los periodistas estaban siendo atacados. Pero por suerte yo nunca estuve en peligro.

¿Cuál fue el propósito específico de tu viaje del año pasado?

No había hecho un documental antes, no tenía idea de qué documentos legales necesitaba firmar para distribuir la película en el escenario internacional. Sólo filmaba con entusiasmo en el exterior, pero en casa un abogado me aclaró las implicaciones legales. No tuve más remedio que volver a viajar y resolver todo a una velocidad increíble de diez días. Por supuesto, llevé una cámara por si llegara a necesitarla. Y la necesité. Fui a ver a una de las hermanas de Gabo (desafortunadamente la otra, a la que también había filmado en el mismo apartamento, murió mientras tanto). Hablamos mucho tiempo, ya había firmado el permiso para publicarla cuando vi a una anciana en una de las habitaciones.

Resultó ser que ella también es una hermana de Gabo, llamada Margot, un personaje importante de su vida. Crecieron juntos, de niños vivían en la casa de Aracataca. García Márquez se inspiró en ella para la Rebeca de “Cien años de soledad”, porque Margot realmente comía tierra. También escribió mucho sobre ella en su autobiografía. ¡Esto también fue un milagro! ¡Uno de los mágicos personajes de las novelas de la literatura mundial estaba sentado frente a mí! Me las arreglé para grabar algunas frases con ella, pero lamentablemente ella también sufre de demencia, pero estuvo fenomenal y me miraba a los ojos amorosamente mientras me apretaba la mano.

 

Esta película es muy personal en todos los sentidos. Tú la inventaste, la organizaste, la filmaste, la editaste, la dirigiste. ¿Planeaste la postproducción o se fue armando así sobre la marcha?

Resultó ser mi propio hijo en todos los sentidos. Cuando volví a viajar, descubrí que habían cambiado muchas cosas, por ejemplo, se habían renovado muchos edificios en Aracataca y muchos de los personajes de la película habían cambiado por el tiempo. Me olvidé que para mí el tiempo se detuvo durante años, mientras veía todos los días en la pantalla las grabaciones de 2014 y 2017.

Tengo que admitir que me afectó mucho que todo haya cambiado tanto, y lo que existe en tantas grabaciones ya no es así en la realidad. Por supuesto, esto ocurre así en todas las fotos y películas, pero fue difícil aceptarlo. El material se hizo muy personal, ya que esos casi seis años han sido para mí una especie de peregrinaje. Hubo un momento en el que varias personas me sugirieron que se lo entregara a un editor, pero estaba segura de que a pesar que probabelemente el montaje fuera más profesional, la película no sería lo que yo quería o debería ser. Sentí que sólo yo podía ver los seis años que dura la filmación de la película, y que sólo yo puedo hacerlo. Asumo todas las consecuencias de la decisión, incluidas las debilidades de la película.

Aunque oficialmente la hice sola, muchas personas me ayudaron. Desconocidos, conocidos, amigos y mi familia. Por ejemplo, una amiga y un amigo editor me escucharon durante muchas, muchas horas y luego comentaron sobre las versiones de mis reseñas, y pensamos juntos en innumerables situaciones. Los estudios de postproducción audiovisual también me hicieron un descuento en el trabajo.De hecho, todos los que me ayudaron o trabajaron para mí lo hicieron en parte porque se enamoraron del proyecto o estaban relacionados a él.

El traductor, el abogado, todos. Durante el último año y medio János Másik, mi socio, se convirtió en mi compañero en mi vida privada. Para él, éste es un mundo conocido, ya que estuvo involucrado en hacer muchas películas. Durante la edición analizamos el material juntos de manera persistente, y sus comentarios e ideas muchas veces llevaron la película en una dirección diferente, pero muy buena. Y se convirtió en el compositor musical de la película. Fue un proceso de aprendizaje importante para mí, experimentar el nivel en el que la música puede cambiar, entretejer y elevar una película. Recibí mucho apoyo de János, tanto espiritual como profesionalmente. La película tiene su huella. Y no solo en la música.Fue él el que seguía animándome a que dejara que la película se mostrara. No fuerces nada, me decía. Al principio, ni siquiera lo entendía. Luego fui testigo de que a medida que reunía el material, de a poco se iba transformando en lo que ahora vemos. Intuitivamente, János compuso una música diferente a la de allí, pero que igualmente está relacionada con la atmósfera caribeña, aunque él nunca estuvo en el Caribe.

 

De camino al verdadero Macondo, cerca de Aracataca

 

Todavía no has descubierto cómo llegar a los espectadores con la Gran Parranda. ¿Qué sería lo ideal para ti? ¿Qué un parocinador solventara todo lo que necesitas y que se proyecte en un canal de televisión o a través de una cadena cinematográfica?

Subtitulé la película en tres idiomas: húngaro, español e inglés. Me inscribí en los principales festivales, pero no fui seleccionada, ni siquiera en el Festival de Cine de Cartagena, a pesar de que ingenuamente pensé que me seleccionarían en algún rubro. Por otro lado, la película ganó un premio en la categoría Encuentro de Música, Literatura y Cine de Viajes en el 65º Festival Nacional de Cine Independiente de Hungría. Estoy muy contenta con el premio, pero lo más importante es que un jurado formado por diferentes expertos, analizó la película en profundidad la noche de la proyección, y esencialmente elogió todo lo que yo también creo que son las fortalezas de la película.

Sé que éste no es un documental tradicional, lo llamo “tributal”, es decir, una mezcla de tributo y documental. Por supuesto, se elogia a Gabo en él, pero a la vez se desarrollan diferentes hechos e historias ante nuestros ojos. Animada por la recepción que la película tuvo en el festival independiente de Hungría, me presentaré también en otros festivales independientes, pero mi objetivo no es hacer festivales solamente. Para mí es más importante llegar de alguna manera a aquellos, para quienes esta película es un valor en sí mismo.

Podría ser un canal de streaming, un canal de televisión calificado u otra plataforma online, cualquier medio que pueda albergar una película de estas características. He invertido mucho de mi propio dinero en esta película, por lo que también es importante que su valor se materialice. Por ahora, esto también lo estoy haciendo yo, pero no entiendo tanto este trabajo como hacer películas. Por lo tanto, estoy abierta a cualquier solución de calidad con respecto a la distribución de la película. Espero que la película encuentre pronto su camino hacia la audiencia.

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Actualización: el documental se puede ver en este link en VIMEO.